La película de Stephen Daldry se mueve de forma conmovedora e inteligente a varios niveles. Por un lado, cuenta cómo una sociedad expía sus pecados cargándolos sobre los hombros de generaciones anteriores. Por otro, cómo una carencia intelectual unida a una especial sensibilidad hacia el arte pueden determinar las decisiones vitales y por tanto toda la existencia. Y por último, cómo un amor prohibido en la adolescencia puede marcar toda una vida.
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