De pequeño siempre imaginaba así Nueva York, incluso con esos colores. La inmortal historia de Romeo y Julieta corría, cantaba y bailaba por las avenidas en cinemascope. Toni cortejaba a María en un callejón de postal, los duelos con navajas danzaban bajo las luces de las farolas. A pesar del trágico desenlace de la historia todo resultaba hermoso. Sabía que, una vez llegados los créditos finales, podía volver una y otra vez a esas calles, agazaparme en sus terrazas y observar a Toni, de nuevo, cortejar a María en aquel callejón de postal.
2 comentarios:
musical donde los haya
9/10
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