viernes, 27 de marzo de 2009

CORREDOR SIN RETORNO

Samuel Fuller pertenece a esa casta de directores viscerales e insobornables en la que también encontramos nombres como Sam Peckinpah o Robert Altman. Espíritus independientes siempre enfrentados a un sistema de estudios encorsetado. Fuller, admirado por los enfants terribles de la Nouvelle Vague así como por Wender, Bertolucci o Tarantino, rodaba con tremenda fuerza la película que nos ocupa. Corredor sin retorno empuja al infierno de la locura a su protagonista, excelente reflejo de lo que fue la lucha diaria de su director.

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