jueves, 5 de abril de 2012

ORGULLO Y PREJUICIO

Reconozco que en su momento me enfrenté escéptico al visionado de “Orgullo y prejuicio”. Otra versión más de la famosa novela de Jane Austen, me dije. Me puse a verla a las tantas de la noche, esperando encontrar el sueño que me era esquivo. Pues bien, para mi sorpresa, aquella resultó una experiencia tremendamente agradable, dinámica, elegante, sin ápice de olor a naftalina ni soporífero aburrimiento. Aquella noche me acosté muy tarde, y en la luz del día siguiente aún conservaba la sonrisa.

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